martes, 10 de julio de 2007



En un momentito de hoy, descansando del ajetreo diario, ojeo internet. Me paseo de un blog a otro, leo lo que escriben los papas y mamas adoptivos. Esperamos, desesperamos, soñamos, vivimos... Y siempre en nuestra alma nuestros futuros hijos.
Y hay que ver que parecidos somos todos. Sentimos las mismas cosas, las mismas preocupaciones, incertidumbres, deseos, miedos....
En un mundo caótico, desenfrenado, siempre encuentras un aliento. "No hay cien años malos, ni cuerpo que lo resista".
En estos dos años hemos aprendido a no hacer caso a quien nos juzga gratuitamente, a quien nos da consejos "por nuestro bien", a quien nos hace padecer, a quien nos quiere arrastrar, a quien nos quiere establecer o imponer razones o valores. Tampoco hacer caso a quien no nos escucha, ni nos comprende o valora.
Hemos aprendido de quien nos ha contado desinteresadamente su historia, quien comparte su intimidad por ayudarte, a quien está a tu lado paciente, a quien te escucha con el corazón, a quien acompaña tus lágrimas, a quien te arranca una sonrisa.
Y continuamos aprendiendo, "renovarse o morir". Y como cuesta. Pero ahí estamos.
Hijo/a lo importante es ser uno mismo, como bien dice "Mafalda". Le pese a quien le pese, le disguste a quien le disguste. Se fiel a tus valores, creencias, aunque no te entiendan. Aún así, siempre encontraras una mano en el camino. Una mano amiga. "Dios aprieta, pero no ahoga", pero hay días que.... Dios aprieta demasiado fuerte.
Un beso chiquitin/a. Continúa estirando el hilo rojo del amor (ese hilo que une a los papas y a las mamas adoptivas).
Mamá.